La práctica de Mindfulness enseña a los niños y a las niñas a permanecer concentrados en el momento presente (aquí y ahora), y a relacionarse de un modo más adaptativo consigo mismo.

También les enseña a observar y aceptar sus pensamientos y emociones con la finalidad de que puedan aprender a conocerse mejor a sí mismo y gestionar mejor sus comportamientos ante distintas situaciones.